martes, 12 de junio de 2012

Reflexión sobre la historia del plan de Estudios

Compartimos una reflexión que hizo el compañero estudiante Juan Sebastián Ciordia sobre el plan de estudios. Se trata de una historización del mismo y cómo ésto influyó en el contenido curricular.

 Introducción

La idea de este trabajo es la de reflexionar acerca de la  conformación del Plan de estudio de la carrera de Ciencias de la Comunicación, y la ingerencia en dicha gestación curricular, entendida como  proyecto político pedagógico, que tuvieron los debates producto de las exigencias  políticos-sociales de las investigaciones acerca de los fenómeno de la comunicación de masas durante los 70s en América Latina. “El currículum no debe ser tomado como un documento que permanece en el terreno prescriptivo o indicativo, sino que este también incluye la puesta en marcha de un desarrollo. Su historia, las vicisitudes de su génesis, de su elaboración constituyen una importante fuente de datos para la comprensión del currículo” Sanjurjo y Vera (1997, p.100).

Desarrollo
Para comenzar a desarrollar nuestra reflexión es importante contextualizar a la década de los 70 como un momento fundacional respecto del campo de la comunicación y la cultura en América Latina. Decimos fundacional porque es el momento en donde se comienza a gestar la autonomización del campo de la comunicación[1] esto se articula fuertemente  con un contexto político social que va desde el auge a la derrota de las luchas obreras y populares en el Cono Sur. Fue en este momento también donde se explicitaron las posiciones y las fronteras en un espacio aun más amplio del campo intelectual y cultural (sus objetos e instituciones legítimas, sus objetivos, etc.) en el marco de una profunda imbricación de la práctica intelectual con el pensamiento y la practica política. Un ejemplo de esto fue el debate entre las revistas entre las revistas “Lenguajes” y “Comunicación y Cultura”. En este debate se van a enmarcar la problemática de la institución del campo y la disciplina de la comunicación y la cultura. Esto se vincula en relación con las diferentes escuelas teóricas y la elección de tradiciones divergentes, la construcción de un objeto de estudio, el problema del método y fundamentalmente de la inserción social de la investigación.
La revista Comunicación y Cultura fue impulsada por Armand Mattelart y Héctor Schmucler. A modo de presentación el primero autor, es un sociólogo de origen belga co-autor del clásico libro “Para leer al Pato Donald”. Trabajó con gran vehemencia durante el breve gobierno de Salvador Allende en Chile en el desarrollo de políticas de comunicación. El segundo es un sociólogo y semiólogo argentino fundador del Seminario de Informática y Sociedad en la carrera de Comunicación Social.
Comunicación y Cultura, se planteo como proyecto: el de trabajar orgánicamente[2] vinculado a los procesos de luchas sociales.
La revista Lenguajes por otro lado, impulsada por Eliseo Verón sociólogo, antropólogo y semiólogo argentino y también por Oscar Traversa y Oscar Steimberg ambos semiólogos. Estos tres, junto con Schmucler tuvieron un lugar preponderante en la fundación de la carrera de comunicación social en la UBA. Podemos decir que Lenguajes remitió a la novedad del estructuralismo y a la aparición de la Semiología. 
Siguiendo con esto último es importante señalar el impacto que tuvo el llamado “Estructuralismo” en América Latina, por ejemplo en Argentina en donde se edito la revista Lenguajes estuvo mas vinculado “exclusivamente con la academia y dentro del mundo académico el Estructuralismo no ha sido nunca percibido como especialmente vinculado a pensamiento marxista” (Verón; 1974). Sin embargo en Chile, lugar en donde se redactaba Comunicación y Cultura, el Estructuralismo y la Semiología recibieron una marca diferente, afirma Verón. Los autores locales estaban vinculados a grupos de intelectuales muy activos políticamente en el campo de la izquierda; el desarrollo de las ideas y metodologías del Estructuralismo estuvieron asociados a la teoría marxista.
En Argentina, “el Estructuralismo y la Semiología han inspirado trabajos teóricos y empíricos que son relativamente marginales dentro del contexto cultural quedando así restringido a los interesados. Luego insiste en que “tanto en la Argentina como en Chile los semiólogos estuvieron especialmente interesados en el estudio de los fenómenos ideológicos.
Volviendo a las dos revistas, Lenguajes se presenta como una revista casi institucional ya que su lema es “publicación de la Asociación Semiótica Argentina”. Mientras que la editorial de Comunicación y Cultura hizo su planteo desde una óptica gramsciana en tanto una publicación que sirva como “órgano de vinculación y de expresión de las diversas experiencias que se están gestando en los países latinoamericanos en el campo de la comunicación masiva”.
Lenguajes sin embargo, plantea una doble necesidad: la de insertarse en la lucha política y la de producir conocimiento científico.
Ambas intervenciones discuten en torno a la figura del intelectual y de lo que significa hacer ciencia y de lo que supone actuar en política.
Verón afirma que “el problema central de una teoría semiológica de la ideología es el problema de los métodos.” Argumentando que se corre el peligro de construir un discurso puramente especulativo sobre la ideología en general y que la práctica de la lectura sobre los mecanismos ideológicos (entendiéndolo en los términos postulados por Roland Barthes en el libro Mitologías) debe permitirnos ir muchos mas lejos que el conocimiento práctico.
Schmucler desde Comunicación y Cultura le va a responder que “nosotros pretendemos encontrar justificaciones exteriores a la investigación misma, en la realidad sociopolítica y establecer objetivos de acuerdo a las necesidades surgidas desde un proyecto general de transformación de la realidad”. Schmucler cuestiona la postura de Verón acerca de que la práctica científica es la única condición de verdad y su marginación de la política es condición para ser procesos de conocimiento. Para él “la práctica política es condición de verdad para las ciencias sociales”. Esta respuesta de Schmucler quiere decir que tanto el origen de la investigación como su justificación se encuentran afuera, en la realidad social y política, es en este terreno donde se prueba el sentido y la verdad científica. Desde esta perspectiva Comunicación y Cultura señala que el problema del método se justifica políticamente y no por una teoría.
Pasaron 30 años de los debates planteados y podemos verificar como en el plan de estudios de la carrera hay tres materias que están vinculadas a la disciplina semiótica. Primero, “Semiología” que se encuentra dentro de las materias obligatorias de cursada del CBC (Ciclo Básico Común) de carácter cuatrimestral. Segundo, dentro de la carrera misma, se encuentra “Semiótica 1” de carácter anual, con dos cátedras paralelas y también su correlativa “Semiótica 2” con dos cátedras diferentes. Silvia Grinberg y Esther Levy indican que“definir los contenidos a enseñar supone resaltar, prestar atención, jerarquizar y, al mismo tiempo, excluir y desatender ciertas practicas culturales”.
Tomando el planteo de que “el currículum tiende a recoger los saberes y conocimientos que cuentan con legitimación social” Terigui (1999; p.68).   Esto hace referencia a la fuerte influencia de la teoría estructuralista en nuestra academia.  Continuando con la reflexión también, es importante vincularlo con lo que plantean Sanjurjo y Vera cuando hablan sobre “las razones que condujeron a su gestación, el momento en que se produjo, el interjuego de factores condicionantes del momento, los actores, las discusiones, las negociaciones que fueron necesarias, las presiones, las resistencias, no están presentes en el documento, pero sí en la realidad del currículo”. Esto se articula con el contexto sociopolítico en el que se sucedieron los debates de las revistas. En donde además de establecerse los lineamientos de lucha política también se constituyeron los puntos cardinales para la investigación. No obstante se tuvieron en cuenta para conformación del plan de estudios.  Es así como  “la educación es un punto sensible y neurálgico del tejido social; por tanto, los diversos sujetos y sectores que se encuentran interesados en esta y luchas por la educación, específicamente en aquellos proyectos de su interés, sea congruente con su proyecto político” (A. de Alba, 1986, p.17).
Por otro lado, podemos decir que en el plan de estudio, la carrera no se ha hecho cargo institucionalmente del avance exitoso de la Antropología dentro del campo de la comunicación como son las investigaciones en cuanto a consumos culturales o tribus urbanas, entre otras cosas. Ya que en la curricula hay una sola cátedra dedicada a la Antropología, de cursada cuatrimestral y única cátedra. Esto se explicaría cuando retomamos el planteo de Margarita Poggi en donde indica que “una disciplina supone la organización y delimitación de un “territorio” de trabajo, con un objeto de estudio, un marco teórico conceptual y unos procedimientos y métodos específico”.
Conclusión
Por esto último podemos deducir que en el plan de estudios de la carrera la propuesta de la revista Lenguajes tuvo un rol fuertemente activo en dicha gestación y en la determinación de una metodología específica. Ya que como hemos visto los mismos que han sido sus editores, luego fueron fundadores de la carrera o tuvieron participación en diversas cátedras de la carrera como titulares. Ello involucra la puja social por la definición de la cultura valida, por la definición de aquello que será considerado cultura en una sociedad determinada.
Siguiendo con la reflexión “Los elementos culturales que se incorporan en un currículo son aquellos que han sido estimados como valiosos por los grupos dominantes de una sociedad” Sanjurjo y Vera (1997; p.103). Como punto de contacto, podemos establecer una coincidencia determinante de la formación académica de los cuatro autores de ambas revistas que es la Semiología.
Para finalizar podemos decir retomando los anteriores conceptos, que el currículum no es tan solo un conjunto de conocimientos organizados en materias o asignaturas que el alumno deberá promover dentro de un nivel, modalidad o ciclo de enseñanza, en tanto un aspecto técnico y metodológico. Sino que al mismo tiempo debe ser percibido en cuanto a las condiciones sociales, culturales y políticas en las que se constituyó, como aspectos teóricos y su correlato práctico que serían las practicas que genera la puesta en marcha del currículo, los códigos pedagógicos y acciones mediante las cuales se expresan contenidos, tales como relaciones sociales, sentimientos, entre otros.  Todo esto nos ayuda a mirar al curriculum como una propuesta político- pedagógica porque ésta se articula con proyectos políticos y sociales que son sostenidos por diversos grupos que impulsan y determinan al curriculum. En cada momento histórico el proyecto político- pedagógico ha intentado responder a las exigencias de los proyectos políticos y sociales sostenidos por diversos grupos de poder.



Bibliografía
  • Comunicación y Cultura, (1973) “Editorial”,Santiago de Chile, Revista Comunicación y Cultura N°1, Santiago de Chile.
  • Grinberg, Silvia y Levy, Esther, (2009) Pedagogía, currículo y subjetividad: entre pasado y futuro, Ed. Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.
  • Lenguajes, (1974) “Presentación: medio masivo y política cultural. Teorías. Estrategias. Tácticas, Revista Lenguajes N°1, Buenos Aires.
  • Schmucler, Héctor, (1975), “La investigación sobre comunicación masiva”, Comunicación y Cultura N°4, Rosario.
  • Sanjurjo y Vera, (1997), “Aprendizaje significativo y enseñanza en los niveles medio y superior”, Ed. Homo Sapiens, Rosario.
  • Poggi, Margarita, (2003) “La problemática del conocimiento en la escuela secundaria, Ed. Altamira, Buenos Aires.
  • Verón, Eliseo, (1974) Acerca de la producción social del conocimiento: El estructuralismo y la semiología en Argentina y Chile, Revista Lenguajes N°1, Buenos Aires.
  • Terigi, Flavia, (1999) Currículo, itinerarios para aprehender un territorio, Ed. Santillana, Buenos Aires.


[1]  El concepto de campo en el sentido que lo plantea Bourdieu que habla “de espacio estructurado de posiciones (o de puestos) cuyas propiedades dependen su posición en dichos espacios y pueden analizarse en forma independiente de las características de sus ocupantes (en parte determinados por ellas). La estructura del campo es un estado de fuerza entre los agentes o las instituciones que interviene en dicha lucha
[2]  El concepto de intelectual orgánico es tomado del pensamiento de Antonio Gramsci en donde éste desarrolla el concepto como el trabajo del intelectual vinculado a la justificación ideológica de la superestructura político-ideológica existente, en beneficio del predominio social de la clases dominantes; bien su crítica y reflexión tiene que ver con un trabajo intelectual que esclarezca a las clases dominadas.


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